Tenemos que hacernos conscientes de que no solo comemos por hambre y que la forma de alimentarnos no solo tiene una connotación física, por ello muchas veces cuando decidimos realizar una dieta y bajar peso no solo se ha de tener en cuenta la alimentación sino también el estado emocional de la persona.
El ser humano es capaz de comer sin hambre, simplemente porque ha llegado la hora aunque casi esté lleno o haya picoteado hace poco.
De hecho, a los niños muchas veces se les obliga a comer incluso estando malitos con fiebre y catarro, en vez de dejar al organismo descansar para eliminar toxinas, reparar las zonas dañadas y no gastar energía en el proceso digestivo. El niño pequeño llora cuando tiene hambre, frío, cuando se orina o hace caca, cuando se nota abandonado, cuando nota a la madre nerviosa o enfadada y lo que hacemos es darle el pecho/biberón/papilla para llenarle el estómago sin plantearnos por que llora. Este mecanismo lo vamos repitiendo a lo largo de nuestra vida y cuando no nos salen las cosas o nos sentimos con miedo o ansiedad llenamos nuestro estómago.
Comemos cuando estamos aburridos, cuando tenemos ansiedad o ingerimos alimentos cuando tenemos un problema y notamos un vacío en el estómago. A esto, más que comer se le podría llamar engullir. En muchos casos utilizamos la comida como sustituto del amor y así conseguimos volver a nuestra parte de niño o niña.
Pero los problemas psicológicos y emocionales también pueden provocar el efecto contrario y provocar un bloqueo, lo que nosotros denominamos un nudo en el estómago y por ello disminuir el apetito.
Nuestra cultura es de derroche y consumo, comemos hasta que no podemos más y en base a nuestra ansiedad y vacío emocional.
Según a la cultura a la que pertenecemos y hábitos que tenemos nos atrae cierto tipo de alimentos.
También pensemos en qué en la cultura que vivimos nosotros, la comida es signo de poder, competimos porque en las celebraciones que organizamos tenga el mejor menú, convirtiendo las comidas en un signo de posición social.
Comemos para llenar el estómago y si lo hacemos en exceso la energía y la sangre de nuestro organismo se centra en el estómago y nos ralentizamos, pensamos menos, tenemos funcionamiento mental más lento, nos da sueño etc. con este factor se cuenta mucho en comidas de negocios.
Por ello os invito a que cuando nos sentemos a comer valoremos por que comemos.
Que Dios me los bendiga por aportar con este conocimiento para comprender porque como sufro de obesidad y siento que cuando me deprimo puedo comer ahun llorando son mis secuelas de cuando era bebe mi madre cuenta que paso por malos momentos cuando yo naci ahora entiendo estoy en un tratamiento con medicina homeopatica y estoy bajando de peso les agradesco por todos sus consejos soy Adventista y estoy orando por tener mi peso normal bendiciones una vez mas.