Hablamos mucho de toxinas en el organismo, de la cantidad de sustancias tóxicas que hay en los alimentos y comidas prehechas añadidas voluntariamente, pero de lo que no hablamos nunca es que existen alimentos que contienen sustancias tóxicas de por sí, es decir que no han sido incorporadas. A estos tóxicos se les llama tóxicos naturales.
Tóxicos naturales
En este apartado os voy a hablar de algunos alimentos que presentan de forma natural este tipo de tóxicos naturales.
- Las almendras amargas contienen amigdalina, que es una sustancia que libera un glucósido llamado ácido cianhídridico por la acción enzimática.
- En las acelgas, espinacas, perejil y remolacha hay oxalatos. El ácido oxálico libre y el oxalato potásico pueden interferir en la absorción de hierro y calcio de otros alimentos. Además los oxalatos en grandes cantidades pueden ayudar a la formación de cálculos renales.
- En el café, vino, té y legumbres se encuentran los taninos los cuales pueden limitar la biodisponibilidad de las vitaminas A y B12.
- La conocida avidina de la clara del huevo cruda interfiere en la absorción de vitamina B8 o Biotina. Por eso, se ha de tener mucho cuidado con la cantidad de claras de huevos crudos que se ingieren.
- La solanina de la patata o el tomate (esas zonas verdes que siempre se oye que hay que quitarlas) es tóxica para el organismo, y además con la cocción su acción tóxica no desaparece.
- En los pimientos guindillas existe una sustancia llamada capsicina que es la responsable del sabor picante y en grandes cantidades es tóxica.
- Pescados en conserva, queso, jamón, embutidos, vino y fermentados contienen aminas biógenas, que se producen por la degradación de ciertos aminoácidos; de la tirosina (tiramina), de la arginina (espermina, putrescina) del triptófano (serotonina) y de la histidina (histamina), en cantidades normales el cuerpo es capaz de metabolizar, pero en cantidades mayores pueden afectar al sistema nerviosos ya que los aminoácidos tienen una función muy importante sobre neurotransmisores.
Tóxicos no añadidos directamente
También existen sustancias tóxicas dentro del alimento que aunque no hayan sido añadidas voluntariamente, indirectamente sí como:
El caso de los metales pesados donde la mayoría de la contaminación es producida por el ser humano. Los más frecuentes son aluminio, cadmio, cromo, mercurio, níquel y plomo, ya que se acumulan fácilmente y no se degradan.
El caso de contaminación por dioxinas, tóxicas para el sistema nervioso e inmunitario, nos llegan a través de alimentos de origen animal los cuales se alimentan de vegetales y piensos contaminados, humo de vehículos o fábricas.
Y sustancias tóxicas que se encuentran por el tratamiento culinario utilizado como en el caso de los benzopirenos, que son compuestos tóxicos que se forman por combustión incompleta de la materia orgánica al someterlos a temperaturas elevadas entre 300-600º y al ser volátiles forman parte de los humos de las combustiones, luego alimentos sometidos directamente a fuego o humo como parrilla, ahumados, hornos de leña, etc. contienen más que los fritos o cocidos. En erupciones volcánicas, incendios forestales o el humo de tabaco se encuentra en grandísimas concentraciones. Se ha comprobado que su acción en grandes cantidades puede afectar a mutaciones celulares y al sistema inmunitario.
El resto de toxinas son añadidas voluntariamente como pesticidas, fármacos, nitritos o nitratos, hormonas, aditivos alimentarios etc. muchos de ellos con una larga lista de efectos secundarios.