Existen muchos factores que favorecen el buen estado de ánimo y con ello, sentirnos más felices, como son la práctica moderada de ejercicio, disfrutar del aire libre, escuchar música que nos guste, trabajar con las respiraciones, etc. Todo esto estimula la generación de endorfinas, que son las hormonas de la felicidad y que generan sensación de bienestar e incluso alivian el dolor.
También la dieta condiciona el estado de ánimo. Los alimentos son el combustible de nuestro organismo pero no siempre son de la calidad adecuada y esto nos condiciona mucho.
Algunos alimentos, como los dulces, la bollería refinada, los refrescos, el azúcar blanco, una vez ingeridos, liberan energía muy rápidamente dejando al organismo sin reservas al cabo de pocas horas, sin meternos a hablar de los residuos y depósitos grasos que además dejan en su camino.
Otros, como los hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, legumbres y cereales integrales, nos aportan energía de forma gradual manteniendo nuestras funciones activas durante mucho tiempo.
Además de estos nutrientes energéticos, las vitaminas B6 y B12, el hierro, el zinc, y el magnesio estimulan el flujo de diferentes neurotransmisores, como la dopamina, relacionada con la capacidad de mantenerse activo y animado. Esos nutrientes también se encuentran en los cereales integrales.
Otra sustancia que nos ayuda a generar endorfinas, la fenilalanina, que se encuentra en abundancia en el aguacate, las almendras, las semillas de sésamo y el seitán.
Pero lo que está claro es que si llevamos una alimentación sana y equilibrada mejora la salud y el estado de ánimo, siendo siempre mejor el predominio de alimentos que liberen energía paulatinamente y no generen altibajos glucémicos y anímicos.
Debemos consumir proteínas vegetales procedentes de legumbres, frutos secos, etc, verduras, hortalizas y frutas de temporada y grasas saludables de los aceites vegetales, de los frutos secos, las semillas y del pescado.
También es muy importante mantener una actitud positiva frente a la comida, con conocimiento de lo que nos conviene y de lo que nuestro cuerpo necesita, con conciencia, comprensión y respeto hacia nosotros mismos, y también comiendo con placer.
Hay muchos alimentos para ser más feliz, estos son algunos.
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