Hoy pensaba escribir sobre otra cosa, pero acabo de llegar de mi clase de yoga para embarazadas y me siento tan bien que he querido compartir los beneficios de una de mis posturas favoritas: la postura del perro boca abajo o Adho Mukha Svanasana.
Se parece a la postura que adopta un perro al estirarse desde las patas delanteras hasta la cola. También se la conoce con el nombre de postura de la montaña o Parvatasana en la secuencia del Saludo al Sol.
Beneficios de la postura
- Refresca el cerebro, porque incrementa la llegada de oxígeno a éste.
- Calma y alivia el estrés y la depresión leve.
- Alivia el dolor de cabeza y el insomnio.
- Le da energía al cuerpo al tonificar e irrigar los nervios de la columna, así como activa puntos importantes de acupuntura contenidos en los meridianos paralelos a la columna y que están unidos a las actividades de cada órgano principal.
- Estira los hombros, manos, tendones, gemelos y empeines.
- Fortalece los músculos y nervios de las piernas y los brazos.
- Alivia el dolor de espalda y la fatiga.
- Mejora la circulación de la parte posterior de las piernas, la hipertensión, el asma, la sinusitis, el pie plano y la ciática.
- Alivia los síntomas de la menopausia y los dolores menstruales.
- Ayuda a prevenir la osteoporosis porque crea masa ósea.
- Mejora la digestión porque fortalece los músculos del abdomen.
- Al aumentar el riego sanguíneo de la cabeza, se reducen las ojeras y se luce una piel más nutrida y radiante en pocos días de práctica.
Contraindicaciones
La postura del perro está contraindicada en estos casos:
Síndrome del túnel carpiano.
Embarazo avanzado sin supervisión de un monitor de yoga.
Con procesos inflamatorios o muy degenerativos en las articulaciones de las manos, codos y hombros.
Si se padece de presión alta o dolor de cabeza, mejor apoyar la cabeza en una manta doblada varias veces o un ladrillo de los que se utilizan en yoga.
¿Cómo se realiza la postura del perro o de la montaña?
- Sobre una esterilla o colchoneta, nos apoyamos sobre las manos bien abiertas a la altura de los hombros y las rodillas a la altura de las caderas.
- Doblamos los dedos de los pies y nos apoyamos en ellos. Cogemos aire y elevamos las rodillas, apoyando todo el peso sobre pies y manos. Los talones se quedan un poco elevados.
- Levantamos caderas, con la intención de que los glúteos se eleven hacia el techo.
- Soltamos el aire a la vez que contraemos los muslos para estirar bien las piernas, manteniendo los talones elevados.
- Se estiran también bien los brazos desde las muñecas a los hombros.
- Dejamos caer la cabeza como si la barbilla quisiera tocar el pecho, pero sin forzar el cuello.
- Se van a hacer 2 líneas rectas: una de los tobillos a las caderas y otra de los glúteos a las manos, con los brazos paralelos a la columna, que también queda recta y estirada.
Es recomendable mantener la postura entre 1 y 3 minutos.
Mientras llegamos a la postura final, debemos concentrarnos en que los movimientos sean suaves, para luego una vez en posición, relajarnos y sentir el estiramiento, respirando con naturalidad y tranquilidad.
Para salir de la postura, bajamos lentamente una rodilla y luego la otra. Nos quedamos sentados sobre los talones unos segundos y ya podemos ponernos de pie con cuidado.