Dentro de tres días mi hija pequeña cumple 6 meses y como imaginaréis los biberones no sobran en casa. Cuando tienes hijos te das cuanta de la cantidad de cosas que necesitan, la cantidad de cosas que venden dedicadas a los bebés y la cantidad de sustancias químicas que estos tienen.
Hace unos meses sorteamos en Trucos naturales: «Tú bebé, libre de tóxicos» de Yolanda Victoria Jordán López, un estupendo libro para leer de forma fluida y conocer la cantidad de tóxicos que rodean a nuestro bebé y cómo evitarlos. Os lo recomiendo totalmente ya que es una guía sencilla donde nos damos cuenta realmente de la realidad que vivimos.
Hay muchos tóxicos que debemos evitar para cuidar de la salud de nuestro bebé y demasiadas sustancias que controlar, pues que mejor que empezar con un biberón ecológico 100%, creo que es un buen principio para cuidar de nuestro pequeño.
Por lo general los biberones ecológicos estas hechos de:
Todos estos materiales son respetuosos con el medio ambiente y cuida de nuestra salud.
Además estos biberones tienen más ventajas, un ejemplo; el vidrio se esteriliza de forma muy sencilla y eficaz, manteniéndose libre de microorganismo durante más tiempo que otros materiales.
Otro punto positivo, cuando nuestro bebé crezca este biberón eco lo podemos convertir en una botella usando un tapón de corcho o similar 🙂
Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de comprar un biberón es que este libre de bisfenol A. Aunque se supone que, por normativa europea, ya no pueden tiene bisfenol A, es mejor comprobarlo. Mi opinión personal es que debemos meditar que aunque muchos biberones estén hechos de plástico «seguro», después de ver que muchos plásticos al calentarse corrompen las sustancias que están dentro, no me dan mucha seguridad, la verdad.
Para tener en cuenta, en las vajillas infantiles debemos mirar bien que no tengan ni bisfenol A ni ftalatos.
Tenemos que tener presentes que estas sustancias no solo son malas para nuestra salud sino que también dañan a la salud de otro seres vivos y en definitiva dañan nuestro medio ambiente.
Solo les he encontrado dos pegas:
El cristal se puede romper con más facilidad, pero para evitar esto tenemos el corcho que hace de protector. Un detalle importante para evitar esto, es que no debemos dejar solo a nuestro pequeño con el biberón o dárselo libremente y así prevenir un accidente.
Suelen ser más caros que los normales, pero si lo pensamos bien, es una inversión para toda la familia.
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