Este breve relato es del libro «Déjame que te cuente», de Jorge Bucay. Creo que merece la pena compartirlo y darle difusión porque saber disfrutar del presente no todos sabemos.
Dicen que Diógenes iba por las calles vestido con harapos y durmiendo en los zaguanes.
Cuentan que, una mañana, cuando estaba amodorrado todavía en el zaguán donde había pasado la noche, pasó por aquel lugar un acaudalado terrateniente.
- Buenos días -dijo el caballero.
- Buenos días -contestó Diógenes.
- He tenido una semana muy buena, asi que he venido a darte esta bolsa de monedas.
Diógenes lo miró en silencio sin hacer ni un movimiento.
- Tómalas. No hay trampa. Son mías y te las doy a ti, que sé que las necesitas más que yo.
- ¿Tú tienes más? -le preguntó Diógenes.
- Claro que sí -contestó el rico-, muchas más.
- ¿No te gustaría tener más de las que tienes?
- Sí, por supuesto que me gustaría.
- Entonces guárdate estas monedas porque tú las necesitas más que yo.
Algunos cuentan que el diálogo siguió así:
- Pero tú también tienes que comer y eso requiere dinero -insistió el caballero.
- Ya tengo una moneda -y la mostró- y me bastará para un tazón de trigo para hoy por la mañana y quizás algunas naranjas.
- Estoy de acuerdo. Pero también tendrás que comer mañana… y pasado mañana… y al día siguiente… ¿De dónde sacarás el dinero mañana?
- Si tú me aseguras, sin temor a equivocarte, que viviré hasta mañana, entonces quizá tome tus monedas.