Si pienso en cuando era pequeña, apenas recuerdo personas con canas o el cabello blanco. De mi familia, me acuerdo de mi abuela Pilar que no se solía teñir, pero, sin embargo, mi abuela Isabel si lo hacía. El resto de mi familia, seguro que tenían canas, pero se teñían. La única que recuerdo con su cabello blanco en una larga y preciosa trenza era mi bisabuela Isabel.
No me paré a reflexionar sobre este tema hasta hace unos años, cuando me di cuenta de que no quería teñirme aunque me salieran canas. Me sentí un poco engañada, pues nunca había visto a las personas con canas de una forma natural.
Todo esto está cambiando, hace poquitos años, algunas mujeres dejaron de teñirse y soltaron sus «melenas plateadas al viento» 🙂
Para mí, aunque no lo parezca, es una pequeña revolución. Mostrar que las canas son parte de nuestra vida y nuestra madurez, algo natural.
Esta receta que os comparto, es especial para cabellos rubios, castaño claro y con canas (o sin ellas). Para que os hagáis una idea lo usamos tanto mi chico (él es moreno y tiene bastantes canitas), como yo, o mis peques 🙂
Es una receta sencilla, pensada, sobre todo, para personas con cabello más bien tirando a seco y piel sensible.
El ingrediente estrella de esta receta para que las canas no amarilleen y queden preciosas, es el índigo en polvo.
El índigo es una leguminosa como el garbanzo, la lenteja o la soja. Originaria de zonas templadas del planeta como Asia tropical y algunas zonas de áfrica.
Su nombre científico es Indigofera tinctoria. Del índigo se usan sus hojas, que se fermentan y, después de un largo proceso, se obtiene el índigo que ya conocernos.
Hay más especies de Indigofera spp. como la Indigofera suffruticosa presentes en las zonas templadas y tropicales de todo el globo. De forma tradicional, de algunos de ellos se obtiene el color índigo o añil.
De esta planta tan especial, se obtuvo el color añil o índigo por primera vez, que comenzaron a usar civilizaciones como los egipcios. Muchas siglos después este color se consiguió de forma sintética. Esta síntesis es la que se usa ahora en casi toda la ropa que se vende de forma comercial.
En la actualidad, el índigo en polvo se usa para teñir ropa, para dar color a los jabones, para dar color a algunos preparados y también para elaborar champús sólidos específicos para personas con cabello rubio y/o con canas.
El pH de nuestro champú sólido debe estar entre 4 a 6. Para saber su pH cogemos el champú, lo mojamos un poco, generamos un poco de espuma y con una tira reactiva del pH medimos.
Se usa como si fuera una pastilla de jabón, pero para el cabello. Te recomiendo que lo mojes un poco y que aproveches esa espuma para lavarte el cabello.
Lo ideal es poner nuestro champú sólido en una jabonera con rejilla, para que el agua se cuele y no se quede debajo del champú, así permite que el champú sólido se seque bien.
Se usa como una pastilla de jabón. Moja primero el champú, saca la espuma y luego aplícate la espuma obtenida en el cabello, también puedes frotar un poco el champú en el pelo.
Como sé que muchos queréis saber hacer vuestros champús sólidos desde cero, os dejo aquí a varias compañeras que tienen cursos sobre esto y creo que están muy bien:
Por cierto en mi blog y canal de YouTube podéis encontrar varios champús sólidos distintos, como este para cabellos cobrizos o este para cabellos dañados.
Espero que os haya gustado mucho la receta, y espero que os pongáis manos a la obra 🙂
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