El ácido fólico es siempre necesario para una buena salud cardiovascular y más que nunca mientras se busca un embarazo y durante los primeros meses de éste, entre otras cosas, para evitar la espina bífida en el futuro bebé.
Una cosa importante a tener en cuenta sobre esto es que no vale tomar el ácido fólico cuando ya nos hemos quedado embarazadas. Es esencial que tengamos reservas suficientes cuando empieza la gestación porque el sistema nervioso es lo primero que se forma.
Si llevamos una alimentación variada, rica en productos frescos, legumbres y verdura no tenemos por qué estar carentes de esta vitamina.
Cuando yo recomiendo la complementación con vitaminas de cualquier tipo, busco una complementación rica también en minerales, puesto que unos y otros se necesitan para una mejor absorción. Por lo tanto, siempre se aprovechará más el ácido fólico contenido en los alimentos que el que va sin otros compuestos en una cápsula o comprimido.
Os recuerdo algunas fuentes importantes:
Son también fuente importante de proteínas vegetales, hidratos de carbono complejos, que nos dan energía de forma gradual, y de fibra.
Son ricos en vitaminas del grupo B, fósforo, magnesio y hierro.
Una ración de 80 g de garbanzos cocidos procura más de la mitad de ácido fólico que se requiere al día.
Tiene en su composición tanto ácido fólico que una ración de 75 gr. cubre las necesidades diarias.
Además favorece la digestión y ayuda a depurarse al hígado.
También es rica en vitamina C, hierro y potasio.
Si a una ensalada de escarola le añadimos naranja, pimiento o cualquier otro vegetal o alimento rico en vitamina C, mejora la absorción de ácido fólico.
Ya hemos hablado de las virtudes del brócoli en cuanto a alimento anticáncer, pero por su riqueza en vitaminas y minerales se le considera gran fuente también de vitamina C, ácido fólico y betacaroteno.
Para aprovechar mejor sus propiedades se aconseja cocerlo al vapor unos 15 minutos.
Una cucharada de levadura de cerveza proporciona casi la mitad del ácido fólico que se necesita al día.
Protege contra el estrés por contener otras vitaminas del grupo B, es un buen probiótico y ayuda a regenerar la flora intestinal.
Mejora el acné y favorece el crecimiento del pelo, evitando también su caída.
Una ración de 250 g de espinacas cubre las necesidades diarias de ácido fólico
Supera a otras verduras en otras vitaminas como la C y la A, es muy rica en hierro, potasio y magnesio.
Lo ideal es comerlas crudas.
Una pequeña cantidad de 30 g procura hasta una tercera parte del ácido fólico que necesita el organismo al día.
Además son ricas en magnesio, selenio y vitaminas E y B1.
Como otras semillas constituyen una buena fuente de proteínas y grasas vegetales.
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