Dentro del grupo de los minerales, hemos oído hablar alguna vez de los oligoelementos. No quiero extenderme mucho hoy en el conocimiento de todos ellos ni en su aplicación. Me gustaría concretar sobre los que se usan durante el embarazo y que nos ayudan de varias maneras.
Resumiendo, los oligoelementos intervienen en gran número de procesos en nuestro organismo, pero resultan de vital importancia para la actividad normal de las células y para acelerar la acción de los enzimas en los procesos vitales.
Aunque los minerales los podemos conseguir de los alimentos, no podemos olvidar que los requerimientos de cualquier nutriente durante el embarazo se multiplican por mucho y que no está de más reforzar la ingesta con suplementos del tipo que se necesiten.
Hoy os voy a hablar del magnesio y del zinc, dos oligos muy importantes durante un embarazo.
Es normal ver en la tele u oír por ahí la expresión “romper aguas”. Pues desde el punto de vista del embarazo y parto naturales no debería ser tan normal. Romper aguas de forma prematura, es decir, sin tener contracciones ni haberse desencadenado el proceso de parto, nos supone tener que ir al hospital antes de tiempo para no quedarnos sin líquido en la bolsa amniótica y exponernos a la administración de oxitocina química para empezar a tener las contracciones y dilatar.
La oxitocina que genera nuestro cerebro nos hace estar más tranquilas, olvidar algún mal rato después de parir, etc. En cambio, la química no, porque no ha sido nuestro cerebro quien mandó la orden de generarla. Además en muchos casos ni siquiera hace efecto o hace un efecto lentísimo.
¿Quién nos puede ayudar a prevenir todo esto? El ZINC en oligoelemento.
¿Por qué? Porque refuerza las membranas celulares y hace que la bolsa amniótica donde está contenido nuestro bebé se mantenga fuerte hasta el momento justo. A veces tienen que llegar a romperla, pero ni duele ni molesta y tienes la lubricación e hidratación necesaria hasta el final para que todo vaya correctamente.
¿Cómo tomarlo? En ayunas y/o entre comidas y esperar unos 15 minutos antes de tomar nada. Se echa el líquido debajo de la lengua y se mantiene un minutito, para que haya una buena absorción sublingual.
Hasta la semana 19, 1 ampolla al día. De la semana 20 a la 29, 2 al día. Desde la semana 30 hasta el día del parto, 3 al día.
Su función principal: mantener elásticos los músculos. Y esto en un embarazo es vital.
Evitamos o mejoramos: estreñimiento, dolor lumbar, dolor ciático, calambres en las extremidades, astenia, nerviosismo, insomnio, contracciones ante parto continuadas o intensas, movimientos fetales frecuentes que agotan a la madre, náuseas y /o vómitos que van más allá de los tres primeros meses, etc.
También es importante saber que para el momento de parto no conviene estar faltos de este mineral, pues tendremos tensión muscular y dificultaremos con ello la dilatación del cuello del útero, y también para evitar los pródromos de parto, que son esas contracciones a término, que podemos confundir con parto, pero NO son de dilatación; paran, al cabo de unas horas o días vuelven, y agotan a la madre física y psicológicamente.
¿Cómo tomarlo? De la misma forma que el zinc y se pueden tomar juntos.
Para mí fueron una de mis “drogas” durante mi embarazo y cuando empecé a tomarlos noté muchísima mejoría en todas aquellas cosas que no nos dejan disfrutar del todo de nuestro estado y nuestra evolución.
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