Por fin ha llegado el verano y quien no va ha hacer una escapadita a la playa.
Bien, pues que sepáis que no sólo podemos aprovechar ese tiempo para relajarnos, dormir más y tirarnos a tomar el sol, que no está mal; si no que podemos hacer cosas sencillas para aprovechar los beneficios del agua del mar. La arena de la playa o el aire limpio y cargado de iones negativos que respiraremos.
Aquí van unas propuestas saludables que podéis aprovechar.
El contraste frío-calor
El agua de mar suele ser mas fría que la del cuerpo humano y permite, sumergiéndonos en ella, un efecto vasoconstrictor de los pequeños vasos sanguíneos. Al mismo tiempo, se dilatan las venas y arterias interiores por el aumento de presión que ejerce el volumen de sangre. Con esto, el corazón late con menos frecuencia y descansa y se reduce el ritmo respiratorio.
Cuando nos acostumbramos a la temperatura del agua, las venas de la piel se dilatan nuevamente y los vasos sanguíneos profundos se contraen, produciéndose un masaje interno muy estimulante del sistema circulatorio y de los órganos.
Masaje por la presión del agua
El agua empuja el cuerpo hacia arriba, lo cual compensa el peso del cuerpo que, dentro del agua, es como si pesara el 90% menos. Se favorecen las articulaciones, el sistema circulatorio y el linfático.
Respirar aire marino cargado de iones negativos
Los iones negativos se generan en entornos naturales con corrientes de agua. Tienen efectos saludables sobre las personas, relajan, favorecen la producción de serotonina, neurotransmisor necesario para dormir y sentirnos bien.
Ejercicio práctico respiratorio
El aire del mar es rico, como hemos dicho, en iones negativos, oxígeno, ozono y diversas sustancias minerales muy beneficiosas para nuestro organismo. Una buena oxigenación ayuda a mantener el equilibrio emocional y psíquico, ralentiza el ritmo respiratorio y favorece la recuperación de los tejidos.
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Se inspira llenando los pulmones mientras se tira de la cabeza hacia atrás y se juntan las escápulas (los omóplatos), lo que abre el tórax.
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Con los pulmones llenos, se retiene el aire durante entre 2 y 5 segundos.
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Se vuelve a bajar la cabeza y se relajan los omóplatos, mientras se espira lentamente para vaciar por completo los pulmones. La espiración debe durar de 5 a 10 segundos.
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Se pueden realizar 20 respiraciones al menos 2 veces al día.
Caminar dentro del agua
Se puede caminar largo rato por la orilla de la playa dejando que el agua rompa a la altura de los tobillos, pero es aún más beneficioso hacerlo adentrándonos en el mar hasta que el agua nos llegue al pecho o al cuello y volver a la orilla.
Esto activa los músculos abductores, abdominales y glúteos.
Se puede caminar con el agua a esta altura, dar pequeños saltos cuando viene una ola y permanecer dentro del agua unos 10 minutos. Luego se sale y se toma el sol otros 10 minutos. Se puede repetir varias veces.
Se benefician las articulaciones y el sistema venoso, se elimina la pesadez de las piernas, se refuerza el sentido del equilibrio, se fortalece la musculatura de tobillos y pies y se experimenta una sensación placentera que favorece el equilibrio energético del organismo.
El efecto es mejor si se hace antes algo de ejercicio suave y/o se toma el sol y si se entra en el mar rápida y decididamente.
Después, hay que secarse al sol y al aire libre para absorber las sales minerales que nos deja el agua.
¡Que tengáis un feliz verano!