La psoriasis es una alteración o enfermedad de la piel (ocasionalmente de las articulaciones) que causa descamación e inflamación (dolor, hinchazón, calor y coloración), adoptando una forma de manchas rojas con descamaciones, no es contagiosa. Puede localizarse en todo el cuerpo aunque las zonas más comunes son el tronco, los codos, las rodillas, el cuero cabelludo, cara, palma de las manos y pies y las inglés.
Ya conocemos que nuestro cuerpo está en constante regeneración celular, mueren células viejas y son reemplazadas por las nuevas, esto también pasa en la piel, donde este proceso dura un mes aproximadamente, pero en el caso de la psoriasis la renovación ocurre solo en unos días y las células nuevas se acumulan en la superficie, aumentando el grosor de la piel. Estas placas que se crean pueden producir picor o dolor, pero no es lo habitual.
La psoriasis suele aparecer en adultos y normalmente con antecedentes familiares, de igual frecuencia en hombres que mujeres.
Parece ser una alteración del sistema inmunológico, especialmente de los linfocitos T. En el caso de la psoriasis estos linfocitos se activan causando una cascada de reacciones inmunológicas y aumentando la producción de nuevas células cutáneas.
Se sabe que es una enfermedad genética, e incluso se ha localizado el gen y también se sabe que puede empeorar con infecciones, con estrés, con cambios en el clima que afecten a la piel y ciertos medicamentos. El poseer ese gen alterado no significa que la enfermedad se desarrolle, aún se han podido aislar diferentes factores que inciden en su aparición como el estrés, alcohol, infecciones, artritis reumatoide, cambios hormonales y traumatismos.
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