El cobre es un oligoelemento que aunque no se oiga mucho de él y se necesite en cantidades muy pequeñas, está presente en todos los tejidos corporales.
El cuerpo humano de un adulto contiene entre 70-100 mg. de cobre.
Se absorbe en el intestino delgado y estómago. El cobre llega a la sangre en 15 minutos después de ser ingerido, aunque se excreta por las heces y bilis y menos en la orina. Si el cobre comienza a elevarse por una ingesta desmesurada se reduce la absorción en el intestino y aumenta la excreción biliar.
El cobre se almacena en hígados, riñones, corazón y cerebro. Los huesos y músculos tienen menos pero como son mucha masa contienen el 50% del cobre corporal.
Es muy rara y se ha podido dar por contaminación de bebidas almacenadas en recipientes de cobre y agua contaminada.
Varía según la forma química que lo consumas. En forma de sulfato de cobre hasta 10 mg no aparecen náuseas, vómitos, dolores abdominales y diarreas.
Existe una alteración hereditaria del metabolismo del cobre que se llama enfermedad del Wilson, en la cual se debe evitar suplementos de cobre.
Podemos sospechar de una deficiencia de cobre en digestión pobre, suplementación excesiva de Molibdeno, ingesta elevada de Zinc, dosis muy elevadas de vitamina C. etc. Habrá una necesidad mayor de cobre en madres gestantes y personas que tengan baja acidez estomacal.
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